La paralización, motivada por la expiración de la licencia de explotación el pasado 9 de agosto, se extenderá al menos tres meses. Aunque CATL aseguró que el impacto en su producción de baterías será mínimo, el cierre generó especulaciones sobre una intervención más amplia del gobierno chino para frenar el exceso de capacidad en el sector, en línea con su política de “antiinvolución”.

La reacción bursátil fue inmediata. En Hong Kong, Tianqi Lithium Corp. avanzó hasta un 19% y Ganfeng Lithium Group Co. un 21%. En Nueva York, Albemarle Corp. escaló más de un 15%, Piedmont Lithium Inc. un 18%, Lithium Americas Corp. un 13% y la chilena SQM un 12%.

En la Bolsa de Futuros de Guangzhou, el contrato de carbonato de litio con vencimiento en noviembre subió un 8%, tocando el límite diario, y cerró en 81.000 yuanes por tonelada frente a los 75.000 del viernes.

El impacto no se limitó a los mercados financieros. El precio spot del carbonato de litio en China subió un 3% hasta 75.500 yuanes por tonelada, el nivel más alto desde febrero. En plataformas como Liyang Zhonglianjin, las cotizaciones para entrega en noviembre saltaron en más de 10.000 yuanes, superando los 85.000 yuanes por tonelada.

Analistas de Bank of America advirtieron que la suspensión de Jianxiawo, junto con la posible afectación de otras minas en Yichun (que suman otro 5% del suministro global), eleva el riesgo de un déficit temporal. Por su parte, Citigroup sostuvo que esta medida podría formar parte de una estrategia gubernamental para “revalorizar un recurso estratégico” y reforzar el control sobre la minería y extracción del litio en China.

En un contexto en el que el mercado ya lidia con un exceso de oferta y una desaceleración en la demanda de vehículos eléctricos —acelerada por la reducción de incentivos en Estados Unidos—, el movimiento de Pekín podría cambiar las reglas del juego para el comercio global del metal clave para la transición energética.