Durante todo este tiempo he hablado, he escrito, he denunciado, he propuesto. He compartido ideas técnicas, soluciones aplicables, advertencias claras. Lo hice por convicción, no por aplausos. Lo hice porque creí —y aún creo— que la vida de un trabajador vale más que cualquier producción, bono o resultado mensual.

He visto cómo los accidentes se repiten. Cómo los mismos errores cobran nuevas víctimas. He visto a colegas morir. Y también he visto a muchos callar. Peor aún: he sentido en carne propia la burla de algunos que prefieren tratarme de “picado”, de “resentido”, antes que hacerse cargo de lo que está pasando.

He criticado a Codelco, a la Vicepresidencia de Proyectos (VP), a Sernageomin, y también a quienes los dirigen: la Ministra de Minería, el Gerente General de la Corporación, entre otros. No lo hice por atacar, sino porque es mi deber como profesional y como persona con conciencia decir lo que muchos piensan pero no se atreven a expresar. Porque cuando las cosas no funcionan, hay que hablar, aunque duela.

Pero parece que la costra de la indiferencia es más gruesa que la roca más dura que he perforado en mi vida.

Hoy, después de tantas palabras, siento que todo sigue igual. Y sí… estoy cansado. No de luchar, no de sentir, no de creer. Estoy cansado de hablarle al vacío.

Cansado de que se normalicen las muertes.

Cansado de que la verdad incomode más que la mentira.

Cansado de que los que alzan la voz sean vistos como problemas, y no como advertencias vivientes.

Esta es mi última carta pública. Tal vez ya no escriba más.

No porque me rindo, sino porque sé que muchos de los que deberían escuchar ya decidieron no hacerlo.

Me voy con la conciencia tranquila. No he sido cómplice. No me vendí. No callé cuando debía hablar.

Y eso, en estos tiempos, vale más que cualquier título, bono o cargo.

A quienes sí escucharon, a quienes compartieron, a quienes también sienten esta rabia y esta tristeza:

No se apaguen. No se enfríen. No se sumen a la indiferencia.

Sigan. Tal vez no cambie todo hoy, pero algún día alguien dirá: “Gracias a los que no se callaron, hoy trabajamos mejor y vivimos más”.

Con respeto, con dolor, pero también con dignidad.

Un minero que no se quedó callado

Francisco Javier Clavero Gattini

Ingeniero Civil en Minas – Ingeniero en Prevención de Riesgos y Medio Ambiente - Sernageomin A - Auditor Líder – Diplomado en Gestión Integrada: Calidad, Medio Ambiente, Seguridad y Salud Ocupacional (Pontificia Universidad Católica de Chile)